“Yo, el maestro Eolia, os saludo. Sé que algunos de vosotros jamás habéis escuchado mi nombre y por eso me gustaría presentarme. Soy uno de los Maestros Ascendidos, a los que algunos de vosotros ya conocéis. No obstante, no soy un Maestro en sentido estricto, sino una forma desarrollada de conciencia de la esencia divina del Maestro Saint Germain. Soy consciente de que a los seres humanos os resulta difícil entender esto, por eso me centraré en lo más importante de mi mensaje.

Durante miles de años, los seres humanos os habéis visto obligados a venerar a otros: a uno o más dioses, a sumos sacerdotes, a faraones, a emperadores, papas o políticos. Ellos mandaban y los demás les seguían. Ellos eran omniscientes u omnipotentes y los demás obedecían. Aquellos que vulneraban las reglas eran inmediatamente castigados, o como mínimo se les amenazaba con castigos y maldiciones por ello. Pensad sin ir más lejos en las Sagradas Escrituras.

La gente vivía sometida en regímenes jerárquicos que, en ocasiones, incluso les resultaban provechosos, ya que les protegían y libraban de ciertas responsabilidades. Estas estructuras regulaban incluso la interacción de unos con otros.

Recordad el mensaje de Sanat Kumara: la humanidad ha pasado por diferentes ciclos de aprendizaje y de evolución y en este momento ha alcanzado un nivel de desarrollo único. Un libro nuevo acaba de empezar.

Estáis experimentando un increíble proceso de transformación que cambiará todo aquello que siga contacto con las llamadas ‘‘viejas energías’’, con tiempos pasados y con ciclos de aprendizaje y evolución que ya fueron.

Me gustaría utilizar una imagen como ejemplo: pensad en vuestra propia infancia. Solíais jugar con muñecas o con bloques de construcción; pero un buen día os hicisteis mayores y dejasteis de jugar con ellos. Para crecer necesitabais juguetes que os ayudasen a ejercitar y entrenar vuestra mente, vuestras habilidades motoras y vuestras emociones. Y aun así seguíais siendo niños. ¿Qué quiero decir con esto?

Habéis alcanzado un grado de evolución inigualable y es necesario que recordéis quiénes sois realmente. Pensad en el mar y en la infinidad de gotas que lo componen. ¿Qué creéis que representa el mar con todas esas gotas de agua? Pensad en la luz y en los rayos de luz que os iluminan. Pensad en cada molécula, en cada átomo. Pensad en Dios o en la consciencia divina y en las chispas de conciencia de vuestro interior.

¿Sabéis QUIÉNES sois realmente?, ¿Sabéis lo que hay en vuestro interior? Ha llegado el momento de que os redefináis a vosotros mismos. La calidad del tiempo que este cambio de era conlleva hará que descubráis vuestra propia divinidad. ¡Yo os ayudaré a hacerlo!

Soy Eolia y os envío mis más cálidos saludos’’

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