En uno de mis primeros viajes por el sur de Francia hace muchos años, me acordé de la novela de Dan Brown El Código Da Vinci. Se desarrollaba en esta zona. Fue el primer libro que centró mi interés en María Magdalena. Esto sucedió mucho antes de que encontrara la obra de Kathleen MacGowan La Esperada. Ambas obras se han convertido en éxitos de ventas a nivel mundial y han planteado nuevas perspectivas sobre María Magdalena, Jesús y su relación para millones de lectores.
Estos dos autores también entreabrieron mi puerta interior a María Magdalena. Hasta entonces no era consciente de que a María Magdalena se le asignaba un papel totalmente falso en la Biblia. Y, para ser sincera, no estaba realmente interesada en su personaje histórico.
Pero estos dos libros supusieron una llamada de atención de mi interior. Todos los que me conocéis a mí y mi trabajo sabéis que estoy estrechamente conectada con María Magdalena de forma psíquica y que recibo mensajes y herramientas espirituales de ella.
La Biblia debería reescribirse
Pero volvamos a Dan Brown y Kathleen McGowan. Sus historias sobre María Magdalena –envueltas en narraciones emocionantes– permitieron a muchas personas pensar por primera vez que ella y Jesús podrían haber tenido una relación. Sus obras se basan en años de investigación y conocimiento obtenido de expertos en María Magdalena, como Margaret Starbird y Laurence Gardner.
La historia de María Magdalena puede ser reconstruida de diferentes formas: históricamente, religiosamente o a nivel psíquico. No obstante, reconocerla como la esposa de Jesús pone en cuestión las viejas creencias y teorías de la Iglesia.
Es obvio que a la Iglesia no le gustan estos descubrimientos. Aceptarlos pondría en cuestión la veracidad de sus doctrinas y no solo la forma en la que presentan a María Magdalena y a Jesús. Ya sabemos lo que esto significa. Y también sabemos que hay cosas que no pueden ser.
La vida es más segura siendo fantasioso y soñador
Dan Brown y Kathleen McGowan fueron lo suficientemente inteligentes como para envolver sus revelaciones en sus novelas en vez de en obras de no ficción. De lo contrario, sus descubrimientos podrían haber sido considerados como verdaderos y utilizados contra ellos. Por ello, seguramente viven una vida mucho más cómoda (y segura) como fantasiosos y soñadores que como investigadores de la historia de María Magdalena.
Si su propósito en la vida era presentar a María Magdalena como la mujer al lado de Jesús para el gran público, lo han conseguido sobradamente. Estoy segura de que se han vuelto inmunes a los ataques y difamaciones que han tenido que soportar durante años.