Mensaje de la Maestra Ascendida Palas Atenea
“Queridas personas, hoy deseamos trasmitiros el siguiente mensaje: imaginaos un tren con varios vagones, los cuales están unidos entre si. Es el “tren del aprendizaje y de la evolución”. Normalmente se accede a él por los vagones de cola y se abandona por los de cabeza. Las almas que desean evolucionar de un modo especial -lo cual solo pueden hacer en este “tren terrenal del aprendizaje”- esperan junto a la puerta trasera que se les permita acceder. Saben que a lo largo del casi interminable viaje por la eternidad que emprenderán, aprenderán y experimentarán muchas cosas y que esto solo pueden hacerlo precisamente en este tren.
Para pasar de los vagones de atrás a los de en medio y para poder abandonar algún día el viaje de aprendizaje desde los primeros vagones, deben de realizarse determinadas experiencias y pruebas. Cada alma establecerá el ritmo al que quiere vivir el proceso. Nadie las urge a hacerlo a una determinada velocidad; solo están obligadas con ellas mismas.
El equipamiento de los vagones difiere de uno a otro, ofreciendo así diferentes condiciones para garantizar un entorno óptimo para el aprendizaje, adaptado al nivel de evolución de cada alma. Por otro lado, los vagones están cargados con diferentes frecuencias energéticas, de acuerdo con los campos energéticos de las almas que viajan en ellos. Cada vagón está acompañado por un maestro.
Las almas que se encuentran en los primeros estadios de evolución se ven confrontadas a tareas diferentes de las que acometen las almas que viajan en los vagones centrales o de cabeza. Tan pronto como finalizan una encarnación, abandonan el vagón en el que viajaban y acceden a la siguiente encarnación, para continuar el viaje de aprendizaje y de evolución.
Por supuesto que también hay almas que, por diversas razones, reúnen todos los requisitos para, ya desde el principio, subir al tren por los vagones centrales, algunos incluso toman asiento en los primeros. A estas almas las llamáis “niños índigo” o “niños de cristal”. Estos niños se saltan los últimos “vagones de evolución”, por lo que naturalmente les faltan algunas experiencias que solo pueden adquirirse viajando en esa parte del tren. A causa de ello, a veces se sienten algo extraños y desplazados en sus compartimentos, pese a que reúnen todos los requisitos para estar ahí.
Algunas almas pasan mucho tiempo en cada uno de los vagones, porque hacen largas interrupciones para descansar o porque a veces detienen el proceso de evolución a causa de distracciones o para ocuparse de otras cosas. Puede incluso suceder que sufran varias encarnaciones sucesivas y sin embargo tengan que acceder al tren por el mismo vagón, porque no han concluido las tareas de aprendizaje que tenían ante sí y no han aprovechado las oportunidades que tenían para evolucionar. No obstante, nadie critica o valora este hecho; las almas solo están obligadas con ellas mismas.
El viaje hace tiempo que comenzó y en los últimos tiempos el tren ha acelerado la marcha de un modo considerable. Está aceleración ha modificado los campos energéticos de los vagones y así, aquellos que habían adoptado una postura cómoda se ven ahora confrontados a unas condiciones nuevas, lo que les obliga, o bien a acelerar su proceso de aprendizaje o a abandonar tras un breve periodo de tiempo el vagón en el que viajaban e intentarlo de nuevo.
Los últimos vagones se van ido vaciando paulatinamente, ya que muchas almas ya han llegado a los vagones centrales o a los del principio. Pero el viaje todavía durará. Con el tiempo, muchos estudiantes se han convertido en maestros o acompañantes y otros, por el contrario, han abandonado el tren por el primer vagón para reemprender su viaje por otra parte del universo.”
© transmitido por Ingrid Auer