¿Sobre qué tratan los demonios de María Magdalena?

En el evangelio de Lucas aparece que también había algunas mujeres entre los seguidores de Jesús “que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María (llamada Magdalena) a la que habían liberado de siete demonios” (Lucas 8,2). Al menos esta es la versión oficial de la Iglesia que había sobrevivido infranqueable como “la verdad” durante siglos hasta el presente.

Es importante saber que el grupo de los esenios, al que pertenecía Jesús, utilizaba ciertas palabras como códigos para que los romanos no pudieran entender sus mensajes y evangelios.

Por ejemplo, la palabra ‘‘ciego/a’’ se utilizaba para las personas que no seguían el camino correcto.

La palabra ‘‘leproso/a’’ describe a las personas que no nacieron en clases sociales elevadas o estaban excluidas de ellas.

Los ‘‘pobres’’ no eran miembros no privilegiados económicamente de la sociedad, sino personas que tenían puestos algos pero que por reglas religiosas tenían que entregar sus posesiones terrenales.

Por ello, la palabra ‘‘demonios’’ no debe ser tomada literalmente. En el apogeo del Corán, el nombre María (Miriam) no solo era un nombre, sino un título elevado. Las mujeres con ese nombre tenían oficios especiales en su sociedad espiritual. Por ejemplo, estaban entrenadas en el arte de la sanación o lideraban ceremonias litúrgicas para mujeres.

Todas las Marías guardaban celibato y respondían ante la autoridad del escriba mayor. En la época de María Magdalena, este era Judas Iscariote, también llamado ‘‘el clérigo del séptimo daimón’’.

Antes de que María Magdalena se casase, fue liberada del celibato por el clérigo daimón. Y así es como se estableció el dicho de que ‘‘fue liberada de siete daimones’’. Solo después se le permitió contacto físico con su esposo, según reglas muy detalladas. Pero esto es algo sobre lo que hablaré en otra ocasión.

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