“Me llamo Graviel y hace tiempo, cuando erais recién nacidos, os ayudé a asentaros y a acostumbraros a las energías de vuestro nuevo planeta. Debéis saber que cuando erais ‘almas’ vivíais en otras dimensionas de vibración muy elevada, moviéndoos prácticamente a la velocidad de la luz. Es más, podíais estar en diferentes sitios al mismo tiempo, igual que los grandes maestros Jesús o Saint Germain. Como almas que sois, el tiempo y el espacio os resultan indiferentes, ya que os movéis en una dimensión diferente del ser.
Después de decidir que volveríais a encarnar, vuestra ‘ropa’, vuestro ‘vehículo’ se reajusta con la nueva vibración base de ser humano. No solo decidís vuestro plan de vida, y el lugar, la hora y circunstancias de vuestra concepción y nacimiento, sino también la vibración que tendréis en la Tierra. Esto puede cambiar de vez en cuando a lo largo de vuestra vida. Cuanto más os orientéis hacia la espiritualidad, más elevada será vuestra vibración personal; cuanto más mundana e inconsciente sea vuestra forma de vivir, más baja será.
Esto no debe parecer un juicio, sino algo necesario, un hecho. La Tierra vibra con una cierta frecuencia que es comparable a la frecuencia media de toda la población del planeta. Desde que la Tierra entró en un proceso de transformación, vosotros habéis sido parte de él. Vuestras energías están inseparablemente conectadas con las energías de la Tierra.
No obstante, vuestros avances técnicos han creado vibraciones energéticas nuevas de baja frecuencia, como las centrales nucleares, los tendidos eléctricos de alta tensión o las ondas de ultrasonidos, por nombrar algunas. Sí, incluso los cables de alta tensión pueden tener una vibración energética baja. Nos referimos a las vibraciones energéticas y espirituales, no a las técnicas. A eso se suman las energías de la población terrestre. Cuanto más inconsciente, materialista y egoísta sea la humanidad, menor será su vibración. Además de los dispositivos técnicos y radiactivos que rodean la Tierra como una red, también existe una energía densa, opaca y pesada sobre el planeta.
Ahora imaginad la llegada desde el reino de la luz, desde el mundo de los nonatos a la atmósfera terrestre. ¡Vaya shock! ¡Qué choche de energías densas y celestiales! No es raro que este shock quede almacenado en vosotros. Muchas almas tienen problemas durante años para estar totalmente integradas en su cuerpo físico. Es mi labor ayudar a los niños a acostumbrarse a las energías de la Tierra sin que tengan que reducir sus elevadas energías. ¡Estoy con ellos y con vosotros en todo momento!’’